sábado, 28 de marzo de 2009

A 33 años del Golpe

Desde el Proyecto de Extensión por una Nueva Economía y la Revista PESO no quisimos ignorar que la fecha de edición de nuestro segundo número coincidía con un nuevo aniversario del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el cual inició un período negro de nuestra historia, signado por una feroz represión, pero también por una política que provocó la desintegración económica y social del país. Por ello no consideramos inoportuno reflexionar sobre los verdaderos objetivos que movilizaron el accionar de la dictadura, cuyas consecuencias guardan estrecha relación con las actuales problemáticas socioeconómicas de nuestro país que se verán plasmadas en las páginas de esta revista.

PROYECTO DOMINANTE, DICTADURA Y DEMOCRACIA
Por Luis Lafferriere

Es mucho lo que se ha dicho, en estos últimos años, sobre la ferocidad de la dictadura y la masiva violación de los derechos humanos. Se ha producido, además, una avanzada en contra de los militares genocidas y violadores, que felizmente ha llevado a la justicia a quienes haciendo uso del poder otorgado por las instituciones de la Nación, llevaron a cabo hechos aberrantes y crímenes de lesa humanidad. Llama la atención, sin embargo, que la sobrecarga de información, de denuncias públicas y de discursos oficiales contra el accionar represivo y genocida, se concentre sólo en la violación de los derechos humanos durante la última dictadura y no avance sobre lo sucedido en estos últimos años.

Frente a esto, es importante recalcar que el objetivo central de la dictadura fue fijado por quienes detentaban el poder real en la sociedad argentina, que eran los sectores económicos más concentrados: capitales extranjeros, aliados con los grandes grupos nacionales, buscaron refundar estructuralmente a la Argentina, tanto en términos económicos, como políticos y sociales, de modo de imponer una nueva sociedad, más concentrada, excluyente y elitista de la que estaba presente hasta entonces. Estos propósitos significaban romper con los pilares de sustentación de la controvertida sociedad argentina, que tenía sus principales puntos de apoyo en la industrialización sustitutiva, en la fortaleza del mercado interno, en el estado distribucionista (productor y regulador) y en la movilización de importantes sectores en lucha, como ser trabajadores, estudiantes, intelectuales, etc.

Más allá de que todas las metas no se cumplieron totalmente, en la dictadura se sentaron las bases que serían profundizadas durante la democracia. Aún faltaba desmantelar por entera la estructura del sector público y construir un modelo económico más concentrado, orientado hacia el mercado externo, sin que corriera peligro la estabilidad y la gobernabilidad del país. Pero, los sucesivos gobiernos democráticos que estuvieron luego de la dictadura, con la ayuda de los grandes medios de comunicación (que vienen trabajando sin pausa por la jibarización mental de la población, profundizando el analfabetismo político y sembrando el sentimiento de egoísmo, indiferencia y pesimismo frente a las posibilidades del cambio social), continuaron con lo que nosotros denominamos el proyecto de concentración, saqueo y genocidio.

Es por eso que es necesario y de suma importancia reconocer que la violación a los derechos humanos continúa hasta hoy: aún cuando desde el punto de vista de la represión abierta se pueden señalar miles de casos denunciados en los últimos años (asesinatos y castigo a militantes populares, judicialización de la protesta social, represión de movilizaciones, etc.), no podemos ignorar la creciente pobreza e indigencia generalizada, la falta de servicios públicos a los sectores de menores recursos, el hambre, la falta de seguridad en el trabajo, la inexistencia del derecho a la información transparente, entre otros.

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